Jose dirigió sus pasos hasta la tienda de la esquina, tuvo una extraña sensación al mirar su reflejo en el gran vidrio frontal del lugar pero decició omitir el pensamiento y seguir adelante. Todo estaba planeado, no había razón para temer, el había repasado día trás día, como lo hace un actor con el guión de la película, cada movimiento, cada alternativa, cada palabra, no habia nada que dejarle al destino.
Abrió la puerta con el corazon a punto de explotar y con la sensación de un martillo golpeando su cabeza y vió los estantes llenos de comida enlatada, cereales en caja de carton, chucherías, cosas empacadas que daban la impresión de ser comida, vio las paredes pintadas de un tono verde, ya gastado por el tiempo, que casi hacia ver el lugar como un callejon peligroso y a la vez familiar, miró las calculadoras, los cuadernos llenos de polvo, dirigió su mirada hacia el techo que parecía ya caerse como si hubiese envejecido increiblemente rápido en los últimos dias y fuese apenas una división débil entre el cielo y la pobre casa, miro hacía los cuatro puntos cardinales intentando descifrar el porque de todo aquello. Entonces recordo su propio reflejo en el espejo y no vió nada mas...
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